LA TELEVISIÓN ESPAÑOLA DE 1964


 El año 1964 fue uno de los años más importantes para RTVE, ya que el 18 de julio de este años se inauguraron los estudios de Prado del Rey en Madrid. Unos meses antes, Jesús Aparicio Bernal es nombrado director general de radiodifusión de televisión.

Uno de los programas estrenados en 1964, que fue el gran éxito de la televisión española, fue Reina por un día, un programa presentado por José Luis Barcelona y Mario Cabré, que tenía como objetivo realizar los sueños de mujeres de la España de la época.

Por otra parte, el festival de Eurovisión del año 1964 se realizó en Copenhague, con Lottle Waever como presentadora, el festival vivió el triunfo de la cantante italiana Gigliola Cinquetti, con la canción “Non ho l`etá”. España participó con la canción Caracola de Los TNT, que quedó la penúltima posición con un solo punto, aunque hubo cuatro países que no tuvieron ningún voto (Alemania Occidental, Portugal, Yugoslavia y Suiza).

Algunas de las series extranjeras que se estrenaron aquel año, fueron The Dick Powell Show, The Dick Van Dyke Show, Don Gato, El Virgiliano, Los Intocables, Los Picapiedra o El Oso Yogi.

En el terreno de series nacionales hubo títulos como 30 Grados a la sombra, Equipo de vuelo, La historia de San Michell, Pobre diablo, Teatro de humor o Tragedias de la vida vulgar. También hubo otros títulos que destacaron y que repasamos a continuación.

Historias de mi barrio fue una serie de televisión, emitida por TVE en 1964, con guiones de Manuel Pombo Angulo y realización de Gustavo Pérez Puig. La serie se centra en tono de comedia en las peripecias de un diablillo, Don Luzbelito (Félix Navarro) llegado a la tierra para hacer el mal, pero que, a causa de su torpeza, termina siempre beneficiando a sus pretendidas víctimas.

Mañana puede ser verdad fue una serie dirigida por Narciso Ibáñez Serrador y emitida a partir de 1964 por Televisión Española. La serie en realidad fue creada en 1961 por Narciso Ibáñez Serrador en colaboración con su padre, Narciso Ibáñez Menta y comenzó su emisión por Canal 7 de Argentina en agosto de 1962 con el episodio El hombre que perdió su risa. Los episodios fueron dirigidos alternativamente entre padre e hijo, de manera que cuando actuaba uno, dirigía el otro.

Se trataba de un ciclo que abordaba la ciencia ficción tan en boga por aquel entonces en Estados Unidos y Europa, y adaptaba relatos de maestros del género como Ray Bradbury, Heinlein, Mann Rubin, entre los extranjeros y Agustín Cuzzani y Dalmiro Sáenz entre los argentinos. Uno de los episodios más célebres fue Los Bulbos, que llegó a rodar hasta en tres ocasiones, y que en esta primera ocasión protagonizó el propio Chicho, siendo su padre el encargado de protagonizarlo en la versión española y la posterior entrega argentina de los años 70.

Un año después, cuando Chicho viajó a España con intención de trabajar en Televisión Española, llevó consigo uno de los capítulos rodados en Argentina para dicha serie, concretamente el episodio piloto, para mostrarlo a los directivos de la cadena que decidieron emitirlo para saber la reacción del público, la cual fue bastante buena, lo que le permitió comenzar a trabajar en televisión primero dirigiendo algunos programas de Estudio 3 y La historia de San Michele, y más tarde adaptando la serie argentina en España, contando con la interpretación de su padre en muchos de los episodios.

La serie comenzaba con una apertura que mostraba unas burbujas en ebullición seguido de un rayo que formaba las letras del título, y se emitieron alrededor de 13 episodios durante 1964 y 1965, (unos 9 en la versión argentina del 62) de los cuales actualmente solo se conserva el programa titulado NN23, aunque en verano de 2017 se anunció el hallazgo del episodio piloto en los archivos de Prointel, la productora de Chicho, episodio que se conserva gracias a que Chicho lo trajo desde Argentina para mostrarlo en TVE. Como curiosidad, se cuenta que el propio Francisco Franco estuvo enganchado al programa Los Bulbos.

Pero no fue hasta la emisión de un especial titulado El Último Reloj para la serie de suspense Tras la puerta cerrada, que se adentraría en el terreno que lo haría famoso en España, el terror. Era una versión de un episodio argentino perteneciente a la serie Obras maestras del terror, y que también apareció como parte de la película del mismo título, escritos ambos por Chicho, y adaptado de un relato de Edgar Allan Poe. Con ese especial comenzaría lo que poco después sería la serie Historias para no dormir.

La serie se compuso de episodios independientes en los que se escenificaban relatos de ciencia-Ficción de autores consagrados como Ray Bradbury , Heinlein o Mann Rubin así como guiones originales, entre otros, del propio Ibáñez Serrador.

Junto a Ibáñez Serrador que, además de dirigir y escribir los guiones (bajo el seudónimo de Luis Peñafiel), presentaba cada episodio al estilo de Alfred Hitchcock o Rod Serling, la serie contó con un notable plantel de actores, encabezados por el propio padre del creador, Narciso Ibáñez Menta.

Por último, pero no menos importante la serie El Séneca, emitida por TVE, con guiones del escritor José María Pemán.

La serie contó con tres temporadas: 1964-1965, 1967-1968 y 1969-1970. Finalizó con motivo del fallecimiento del protagonista en accidente de automóvil en enero de 1970. En 1996 se grabó una continuación de 26 episodios, emitido por Canal Sur, dirigida por Manuel Ripoll y protagonizada por Idílio Cardoso (Séneca), junto a Imperio Argentina (Doloretes), María José Alfonso (Doña Mati) y Manuel Zarzo (Don José). Se trató de llevar a la pantalla guiones que había dejado escritos Pemán pero que no llegaron a grabarse por la muerte de Martelo.

Cada episodio se iniciaba con una breve presentación del propio autor. En torno a un patio andaluz, el personaje de El Séneca y sus compadres, el alcalde, el cura y el maestro conversan y filosofan sobre diversas cuestiones, desde lo trascendental a lo cotidiano y trivial. Completan el reparto la viuda Doña Mati y la peculiar sirvienta Doloritas. Se pone en valor la sabiduría popular en boca de un personaje sin formación, pero con sentido común.

Según el crítico y escritor Manuel Vázquez Montalbán, los contenidos de la serie se situaron en el límite de lo que cabe de crítica a un régimen dictatorial desde un medio de comunicación, aunque sin llegar nunca a cuestionar las bases del sistema.

Fue tal el éxito de la serie que la imagen del actor en su papel de El Séneca mereció un sello de correos, emitido en 1997 dentro de la serie Literatura española - Personajes de ficción.


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